martes, 2 de noviembre de 2010

PARA QUERERTE





Para quererte como te quiero no necesito del beso apasionado que en tu boca se vuelve sangre, se vuelve palabra, se vuelve suspiro.

Para quererte como te quiero no requiero del sueño dormido en la noche eterna y oscura de la desesperación, noche que no tiene estrellas errantes, ni polvo de hadas, ni luna traviesa.

Noche negra como el miedo, siniestra como la distancia, temible como el olvido.

Para quererte no preciso del verso marchito que letra a letra canta donaires, transpira belleza y ofrece proezas escritas en aguas de mar bravío que solo surcan aquellos que sufren de un amor egoísta y altanero.

Para quererte ya no suspiro por tu sonrisa coqueta, sonrisa que al igual que el beso también es sangre, también es roja, también es tuya.

Sonrisa que no abre el cielo como lo hiende el rayo de una tormenta fiera, que no para al mundo ni conquista edenes, sencilla como luz de luciérnaga, como gota de rocío, como lluvia tenue.

Para quererte no voy tras de tí buscando que me envuelvas todo en el deseo y la carne de un postrer aliento, en vivir ardiente que se vuelve libido, que conjuga cuerpos en un verbo lleno de pasión y muerte.

Para quererte tan solo quiero que me roce el viento de tu blanca mano, que la lejana proximidad de tus dedos me acaricie el vientre cuando pases cerca de mi silencio.

Para quererte como te quiero tan sólo quiero poder quererte y que tus ojos me tomen lejos de tu presencia y que tu voz me acerque siempre a la inocencia.

Que la caricia se vuelva tiempo y el tiempo alcance para quererte.

Para quererte como te quiero, querer quererte es lo quiero.

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